La UNAM no sólo resguarda periódicos, revistas, boletines, gacetas e historietas. También es casa del acervo digital del país. Por sus pasillos se agolpan pasiones múltiples: “Che” Guevara, ovnis, sexting, Chernobyl, 2 de octubre, Frida y Diego…
En este espacio universitario donde huele a papel y a memoria, se reflejan todas las fascinaciones y curiosidades posibles.
Es un mosaico diverso para escudriñar pasajes remotos o sucesos del día.
¿A qué huele la Hemeroteca Nacional de México (HNM)?…
“A conocimiento imparable”, dice el doctor Pablo Mora Pérez-Tejada, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM, el cual da abrigo a la institución, de las más dinámicas e inagotables al servicio del país.
La HNM está cumpliendo 78 años de vida, desde aquel 1944, cuando el acervo hemerográfico de la nación fue reunido en el ex templo de San Pedro y San Pablo del Centro Histórico de la CDMX, ya bajo la administración de la Máxima Casa de Estudios. Veintitrés años después, en 1967, se crea el IIB para administrarla.
Hoy se resguardan aquí casi 8 millones de ejemplares, entre periódicos, revistas, boletines, gacetas oficiales -incluidas las estatales- e historietas. Y el manantial es ilimitado, porque todos los días se compran o canjean nuevas publicaciones y, conforme al Decreto de Depósito Legal vigente, autores e impresores en territorio nacional están obligados a compartir con la Hemeroteca dos ejemplares de sus ediciones.
Entre ese caudal, el ejemplar original más antiguo data del 1 de enero de 1728: la Gaceta de México, fundada seis años antes por el sacerdote católico Juan Ignacio María de Castorena Ursúa, considerado el primer periodista de Hispanoamérica. Fue una publicación mensual, en la cual se describían acontecimientos religiosos, sociales y políticos relevantes de la Nueva España y Europa.
En esta aventura de lunes -la cual se repetirá durante las siguientes semanas para mostrar la fecunda actividad en la UNAM a favor del país-, es momento de dirigir la marcha hacia el Centro Cultural Universitario, donde seduce la HNM.
Del por qué es un mosaico plural, hablan sus visitantes. Por sus salas y pasillos se agolpan pasiones múltiples…
Un investigador atraído por la vida secreta del revolucionario Ernesto Guevara y quien pretende documentar el ejercicio médico del “Che” en México, principalmente en el Hospital General.
Un obrero embelesado con el misterio de los OVNIS y quien no se cansa de buscar entre las páginas alucinantes de los diarios las noticias sobre sus avistamientos y orígenes desconocidos.
Una joven empleada decidida a encontrar vivencias sobre el envío de videos, fotografías y mensajes con contenido sexual o erótico por redes sociales, el llamado sexting, y sus implicaciones legales y personales.
Una preparatoriana seducida por los desastres nucleares en el mundo, en especial por lo ocurrido en Chernobyl en 1986 y las secuelas radioactivas en la entonces Unión Soviética.
Un estudiante de primaria, cuya primera experiencia con este universo de nostalgia se originó por una tarea escolar: “El maestro nos pidió encontrar los hechos más importantes registrados el día en que nacimos”.
Por eso la HNM es delirio y ciencia, afición y técnica, entretenimiento y cátedra, pasado y presente.
“Lo que atesoramos aquí nos permite romper los límites del tiempo, y mantener la vitalidad del ser humano en sus diferentes formas. La Hemeroteca conserva el patrimonio histórico de nuestra comunidad, y está continuamente retroalimentándose de la cultura nacional”, refiere el doctor Mora.
“Nuestro objetivo es acercar información y conocimiento a la gente, construir una sociedad de la información. Si los usuarios encuentran lo que buscan, se van contentos, entusiasmados por seguir escarbando entre los datos y, a nosotros, eso también nos hace felices”, asegura Daniel Ciprés, jefe de servicios al público y quien nos recibe en el patio central de reminiscencias universitarias, donde es posible leer entre pájaros y flores, bajo la sombra de un árbol.
Daniel adelanta a Crónica algunos detalles sobre un exhaustivo estudio de usuario realizado durante 2019, el año previo al COVID-19. El objetivo fue conocer necesidades de información, temas predilectos y calidad del servicio. Por el letargo de la pandemia, se retrasó el vaciado y tratamiento de datos, y los resultados de la investigación aún no se publican. Saldrán a la luz a finales de año, en el marco de un Congreso en la materia.
“El mayor porcentaje de visitantes son estudiantes de nivel licenciatura, luego vienen los de maestría y, en tercer lugar, casi empatados, los de doctorado y bachillerato. Primaria y secundaria vienen en menor escala, y al final la población en general, que viene por el simple placer de recordar o aumentar sus conocimientos”, cuenta Ciprés.
“En mayor número provienen de delegaciones aledañas a la Hemeroteca. El impacto es menor en poblaciones más lejanas. Por eso estamos diseñando un proyecto no sólo para hacer promoción de los servicios en las demarcaciones más apartadas de la ciudad, sino en otros estados de la República”.
En la gama de temas favoritos de los mexicanos de a pie están: el Movimiento del 68, los sismos de 1985 y 2017, la vida de Diego Rivera y Frida Kahlo y el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001. Para algunos de estos tópicos, la Universidad ha preparado antologías en las cuales es posible encontrar todas las portadas de los diarios relacionadas con el hecho.
Sin importar pasión, origen e interés, el 95 por ciento de los encuestados en el estudio calificó a la HNM como una institución esencial en la vida pública y académica de México. Lo es…
Antes de la crisis sanitaria, el promedio de usuarios era de 60 mil al año. En 2021 la cifra se desplomó a 3 mil. Pero la Hemeroteca, contagiada por el espíritu universitario siempre renovador, se adaptó a los nuevos tiempos y potenció los servicios a distancia y digitales.
Uno de los proyectos más airosos fue el de “búsqueda hemerográfica”, en el cual el interesado proporciona el tema y las fechas de referencia -por cualquiera de las vías de contacto- y alguien del equipo institucional realiza el rastreo y le envía la información. Mientras en 2019 se realizaron 150 búsquedas de este tipo, en el 2020 pasaron a mil 500 y en el 2021 se dispararon hasta 7 mil 100.
Otro de los servicios multiplicados fue el de reprografía: reproducción digital de impresos, una especie de fotografías a páginas de periódicos y revistas con el uso de escáneres aéreos de última generación, los cuales fueron adquiridos con presupuesto universitario en 2020.
El uso de tecnología y la aplicación de novedosas herramientas de digitalización son familiares aquí desde hace ya muchos años. De hecho, la Universidad no sólo es casa de la HMN, sino de la Hemeroteca Digital de México (HDM), cuyo acervo incluye más de 7 millones 950 mil imágenes.
“Nosotros no descansamos. La Hemeroteca y su equipo siguieron activos durante la contingencia sanitaria: a partir de 2021 comenzamos a nutrir con más títulos el repositorio digital, en beneficio de la población”, cuenta Daniel Ciprés.
La historia de la HDM comenzó con el uso de rollos de microfilm. Para la conversión, se contrató a una empresa con sede en Guadalajara, la cual resguardó las primeras imágenes hasta 2006, cuando la UNAM decidió concentrar toda la riqueza digital en sus servidores.
El reto hoy es completar la digitalización de todo el fondo reservado, el cual va de 1722 a 1917. Son materiales antiguos, sin restricciones relacionadas con los derechos de autor.
“Son cien años para que un material se vuelva de dominio público. Podemos digitalizar los periódicos, pero sólo en nuestras máquinas, para consulta interna, no podemos circularlos en Internet, por los impedimentos de La Ley Federal de Derechos de Autor. En tanto se hacen los ajustes necesarios a nivel legislativo, nosotros seguimos trabajando”, explica Gisel Cosío, académica del área de Difusión Cultural del Instituto de Investigaciones Bibliográficas.
“El motor de búsqueda en la página de la Hemeroteca Digital es fantástico: es posible buscar la palabra de interés entre las 8 millones de imágenes y la encuentra, porque el programa tiene reconocimiento de texto. Le pones, por ejemplo, bicicleta, y te salen todas las publicaciones donde aparece la palabra”.
La HNM vibra, crece a diario. Papel y magia de México. En un intento por volverla aún más entrañable, se ha impulsado el programa de orientación y visitas guiadas a estudiantes o grupos diversos de la población, porque la Hemeroteca, como la UNAM, es alma libre, abierta, generosa, para toda una nación…
FUENTE: cronica