Investigadores están dispuestos a colaborar para que se pueda garantizar que la estrategia de estimulación de lluvias no genere adversidades en el ambiente.
Guasave, Sin.- La estrategia del bombardeo de nubes para la estimulación de lluvias es un proyecto alentador, pero tiene sus riesgos de no aplicarse correctamente, porque más que beneficios atraería problemas en la atmósfera, advierte investigadora y coordinadora del departamento de Medio Ambiente del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Diana Celina Escobedo Urías precisó que los químicos que se utilizan para esta técnica, como la plata entre otros más podrían quedarse en el aire y la población los respiraría, ocasionando un grave problema en materia de salud.
La investigadora del IPN expuso que se tiene que conocer a detalle el sitio donde se aplicará esta técnica, valorando no solo el viento, también la humedad, para que los núcleos de condensación sean utilizados de manera correcta y dé buenos resultados.
“A mí lo que me preocupa es que tiene que hacerlo bien, porque si no causaría más problemas que beneficios, hay que conocer muy bien el viento y la humedad, y hay que hacer una muy muy buena descripción del sitio de las condiciones para poder hacer el bombardeo correctamente. Estarían inyectando a la atmósfera una serie de sustancias entre plata y otros, que si no se utilizan como núcleos de condensación de agua, eso al final lo vamos a respirar”, alertó.
Recientemente, el grupo de investigadores del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) del departamento de Medio Ambiente se reunieron con productores agrícolas quienes plantearon este mecanismo como alternativa para enfrentar la sequía, estrategia que a consideración de Diana Escobedo Urías como coordinadora de esta área del IPN, es que deben de tomarlos en cuenta para que se garantice que la estimulación de lluvias no genere adversidades en el ambiente.
Explicó que la agricultura ha provocado una presión hídrica preocupante ya que no utilizan el 80 por ciento del agua superficial, están ocupando el 94 por ciento en todo el estado.
La investigadora destacó que el productor agrícola tiene que adaptarse al cambio climático, modificando las formas de producir, bajarle a los cultivos de alta demanda y aplicando medidas sustentables.
FUENTE: lineadirectaportal