Se requiere pensar fuera de la caja y mejorar indicadores cuando se habla de gestión del arte

Se requiere pensar fuera de la caja y mejorar indicadores cuando se habla de gestión del arte

Especialistas comparten su experiencia a través del Panel Arts Management in Mexico, organizado por la Universidad Panamericana.  

En México y en general en los países de Latinoamérica se ha vuelto un gran reto poder conciliar el arte y la cultura con el tema administrativo y poder aplicar una visión empresarial. El propósito de la gestión de arte es reconciliar ambas disciplinas, que potencialmente tienen objetivos opuestos. Para ello, la Universidad Panamericana, en el marco de la 16° Conferencia Internacional sobre Gestión de las Artes y la Cultura 2022 llevó a cabo el Panel Arts Management in Mexico.

De esta forma, Rodrigo Sigal, fundador y director del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS), Ana Lucía Recaman, investigadora de la Universidad La Salle y Alejandra Barajas, directora de Exposiciones Nacionales e Internacionales del INAH, compartieron casos muy específicos, que exponen la realidad en el país, tanto a pequeña como a gran escala.

Gobernanza de instituciones culturales

El doctor Sigal habló sobre su experiencia en la gobernanza de instituciones culturales desde el CMMAS, un centro que se fundó en Morelia, pensado como un lugar con historia cultural, pues ahí se encuentra el primer Conservatorio de Latinoamérica, además de una larga tradición en música clásica, pero también en música popular, tradicional y las artes en general.

Dijo que desde el comienzo se pensó en crear un centro de investigación que tuviera no solo educación, sino también la posibilidad de proveer a otras instituciones en México que generen músicos, composiciones y performance, de tecnología, ya que en México y en Latinoamérica en general toma mucho tiempo el poder lograr el dinero para invertir en ello y cuando se logra ya es obsoleto. Con este proyecto también se busca atender a las infancias y a los propios artistas locales.

Esta red se pudo consolidar con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), hoy Secretaría de Cultura, a través del Centro Nacional de las Artes (Cenart) y de la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán (Secum), esto y otras características permitieron lograr un equipo con muy buenos técnicos, compositores y personal que proveyera esas posibilidades a estas instituciones.

Sigal asegura que es un proyecto exitoso, pues no se trata de un espacio enorme, pero se ha consolidado como el principal espacio para la creación, reflexión, y aprendizaje de la música contemporánea, con y sin nuevas tecnologías. Además es un centro de investigación, experimentación y desarrollo de proyectos sonoros único y vanguardista, que coloca a México en un lugar privilegiado.

Sin embargo, como en muchos lugares de Latinoamérica el gran reto es continuar, pues el dinero en este caso sale principalmente de apoyos federales y locales, “eso da incertidumbre todo el tiempo”.

Dijo que es difícil porque normalmente los resultados se miden en dinero, pero en este caso los resultados se miden también en las aportaciones que se hacen a la comunidad, para los compositores, artistas locales, producciones, publicaciones, trabajo con niños e instituciones, “pero al final del día tú sólo reportas números y cuantas personas atiendes. Es difícil explicar el valor de los proyectos”.

Agrega que en la discusión hay dos retos: La dificultad de planear a mediano y largo plazo, porque uno nunca sabe qué pasará con el dinero y la segunda parte es encontrar el camino de mediar los resultados que se logran gracias a la tecnología y la música, a través de los diferentes proyectos, y los logros en números e informes. “El reto está en comunicar nuestros logros. Otra parte es lograr aumentar una educación profesional para músicos artistas y tecnología, que estas redes crezcan y sean virtuosas a la hora de hacer negocio con esto”.

Por su parte, la doctora Ana Lucía Recaman presentó una investigación sobre la Ruta de los Conventos en el estado de Morelos, en su proyecto analizan las dificultades para lograr un turismo cultural como un modelo de sustentabilidad donde a través de los recursos patrimoniales se beneficie a las comunidades locales, “la idea es integrar un modelo socioeconómico en interdisciplinario”.

Sin embargo el reto parece mayúsculo. El turismo en México representó el 8.7% del PIB en 2018, 1% de este, corresponde a los servicios culturales. México tiene más de 30 sitios inscritos como patrimonio de la humanidad, aun así la gestión cultural es muy complicada.

La especialista compartió que el problema es que “no existe una verdadera relación entre los recursos patrimoniales y las estrategias implementadas dirigidas al turismo, ni con el bienestar generado en las comunidades”.

Asegura que los problemas incluso se han agravado en la región, la pobreza incrementó después de los sismos del 2017, luego llegó la pandemia de Covid-19. Esto en medio de un débil control territorial, serios conflictos de agua, abusos de poder, excesiva explotación de los recursos, impacto en flora y fauna, además de un fuerte control cultural, inseguridad, poca transparencia de las autoridades, opacidad sobre los recursos y deterioro de la seguridad

Recaman concluye que para buscar una respuesta es necesario conocer las condiciones culturales, económicas, sociales y políticas que viven las comunidades, que habitan en este caso, alrededor de la ruta de los conventos y entender la relación e interrelación con el ambiente, “solo así se podría aspirar a un modelo de turismo cultural que logre la sustentabilidad, se desarrolle y adapte al territorio”.

Agregó que se deben considerar políticas territoriales y legislación, organización de la misma comunidad , inversión e infraestructura. Empezar a juntar a los líderes de la comunidad, saber sobre sus conocimientos y expectativas, un entrenamiento de conservación, esto junto con organizaciones internacionales, academia y gobiernos.

“El modelo de turismo cultural debe entender las necesidades y expectativas de la comunidad, una buena administración de los servicios, mercadotecnia cultural y de turismo, además de promoción de las regiones. Incluye entender la complejidad del sistema social, el proceso de aprendizaje de la comunidad y un proceso para entender la autonomía en la comunidad”.

Experiencia museística

Por último, la maestra Alejandra Barajas, compartió su experiencia desde los 164 museos con los que colabora y sus 10 exhibiciones temporales, específicamente se refirió al reto de llevar algo de México al mundo, particularmente con la muestra “Los Olmecas y las culturas del golfo de México”, la cual se logró enviar a París de octubre de 2020 a julio de 2021 al Museo del Quai Branly.

“Llevar 6 toneladas de material en medio de la pandemia fue todo un reto”. Explica que desde la coordinación con los otros museos, pues muchos de ellos permanecieron cerrados y no había personal, hasta la instalación concibió problemas recurrentes. “La pandemia provocó dificultades extra, como saber los protocolos de protección, si alguien enfermaba, quién pagaba”.

Asegura que fue una experiencia de la que varias ocasiones se arrepintió, pero al final lo que les mostró fue la necesidad de pensar todo el tiempo “fuera de la caja”, pues de otra manera proyectos tan ambiciosos no serían posibles para dar a conocer la cultura mexicana. Asegura que hoy los museos son también una especie de “think tanks” que plantean ideas y soluciones, que proveen de recursos y datos muy valiosos para la gestión.

Para los tres especialistas un eje transversal es la necesidad de mejorar el diseño de indicadores que puedan ayudar a una mejor medición del impacto de la actividad y la vida cultural en el país para que puedan servir de base para el diseño y toma de decisiones de las políticas culturales.

FUENTE: eleconomista

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