Paquito jugó con el equipo de su escuela el partido final del torneo de futbol inter primarias, anotó los dos goles que significaron el triunfo y el campeonato, no cabe de felicidad. Ya en casa y mientras cena, afirma con gran convicción: “¡Quiero ser futbolista profesional!”. El papá, que está más feliz y orgulloso que Paquito, responde: “¡Yo estaba pensando lo mismo!”.
Pasa la secundaria, la prepa, Paco ya es adolescente, es muy bueno en la cancha, pero hasta ahí. Tiene oportunidad de entrar a la universidad, pero siente que eso le estorbaría para seguir entrenando con las fuerzas básicas de su equipo. Él y su papá siguen acariciando el sueño: fama, sueldos millonarios, entrevistas por TV, portadas de periódicos, viajes por todo el mundo. Lamentablemente, si es afortunado, será uno, uno solo, entre miles de jóvenes que sueñan con debutar en Primera División y no lo consiguen.
El Atlético de Madrid reconoce que sólo entre el 1 y el 3% de sus canteranos debuta en la máxima división. Y antes, para llegar a ser canterano, miles se quedaron en el camino.
¿Debe esta realidad desanimar a los jóvenes que sueñan con ser deportistas profesionales? No, pero lo ideal es que no descuiden el estudio para evitar quedarse con las manos vacías.
¿Se puede ser buen estudiante, llegar a la universidad y ser deportista de alto nivel? Sí, pero es muy importante tender un puente, que actualmente no existe en México, para conectar el deporte estudiantil con el deporte profesional. Algo parecido a la NCAA de Estados Unidos, donde sus torneos de basquetbol rivalizan en audiencia y difusión con los de la NBA y los de futbol americano con los de la NFL, además de ser la plataforma natural para que los estudiantes con cualidades deportivas sobresalientes incursionen en el sector profesional. Aquellos que no lo consiguen, se quedan con las herramientas académicas necesarias para ejercer exitosamente la profesión que estudiaron.
Deporte y estudio
Afirma Dieter Holtz, exitoso empresario y deportista, que el deporte fomenta importantes competencias en los estudiantes, como el liderazgo, trabajo en equipo, disciplina, enfoque en resultados, adaptación al cambio y la administración del tiempo y añade que “numerosos estudios han demostrado que los jóvenes que practican regularmente un deporte, en comparación con aquellos que no lo hacen, tienen mejores calificaciones, una mayor autoestima, mejores relaciones interpersonales y una menor probabilidad de incurrir en conductas de alto riesgo”.
Volviendo al caso de Estados Unidos, se estima que hay más de ocho millones de estudiantes de preparatoria inscritos en el sistema deportivo estudiantil; casi medio millón son deportistas de alto rendimiento. En los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, la delegación estadunidense estaba compuesta por 550 deportistas de los cuales 480 eran estudiantes. Otros 838 estudiantes extranjeros de escuelas norteamericanas también formaron parte de las delegaciones de sus países. Las universidades norteamericanas manejan cada una de ellas, en promedio, 20 programas deportivos.
Apunta Holtz, otro dato sumamente interesante con respecto a los universitarios norteamericanos: el porcentaje de los estudiantes-deportistas que se gradúan es de 87%, mientras que el porcentaje general del total de estudiantes graduados es de sólo 67%. Esto quiere decir que existe un serio problema en el proceso educativo de Estados Unidos ya que millones de jóvenes no terminan su carrera; pero entre los estudiantes que practican deporte el problema es menor.
Algunos campeones mexicanos de diferentes deportes pasaron por universidades norteamericanas. Estos son algunos casos:
- Rafael Osuna y Raúl Ramírez son considerados como los mejores tenistas mexicanos de la historia. Ambos pasaron por la Universidad del Sur de California. El “Pelón” fue campeón nacional de Estados Unidos y años más tarde Raúl estuvo dentro del All Star norteamericano.
- La tapatía campeona mundial de golf Lorena Ochoa, si bien ya conocía los triunfos internacionales desde niña, pasó por la Universidad de Arizona antes de lanzarse al profesionalismo.
- Horacio Llamas, el primer basquetbolista mexicano que llegó a la NBA, estuvo en Pima Community College de Tucson y enseguida, jugando en Grand Canyon University fue designado “Jugador del año”. De ahí lo contrataron los Soles de Phoenix.
- Eduardo Nájera fue el jugador estrella de los Sooners de la Universidad de Oklahoma antes de iniciar su brillante carrera en la NBA.
- Jorge Gutiérrez, movedor titular de la selección nacional de basquetbol, estudió en la Universidad de California en Berkeley y también fue elegido “Jugador del año” antes de llegar a la NBA y a equipos europeos.
- Es ampliamente conocido el hecho de que Hugo Sánchez estudió la carrera de Odontología en la UNAM y son muchos los deportistas mexicanos de alto nivel que han cursado una carrera profesional.
- De la Universidad Autónoma de Guadalajara surgieron dos jóvenes que, además de terminar su carrera profesional, llegaron al Mundial de futbol. Uno es Javier Valdivia, centro delantero del Campeonísimo Guadalajara y primer mexicano en anotar dos goles en una Copa Mundial (México 1970), y el otro, Ramiro Navarro, goleador en el Oro y seleccionado para el Mundial de Inglaterra 1966. Valdivia es ingeniero químico y exitoso industrial; Ramiro, ya fallecido, era abogado, escritor e historiador.
- También egresados de la UAG son Enrique Rivas y Gustavo Federico, quienes jugaron beisbol profesional; Rivas con los Charros de 1970 y Federico con los Pericos de Puebla y los Olmecas de Tabasco. La lista podría seguir, pero los casos anteriores bastan para ilustrar la buena relación que hay entre universidad y deporte.
Estructura mexicana
El deporte estudiantil cuenta con un gran evento que es la Universiada Mundial y se disputa cada dos años en versiones de verano e invierno. La autoridad es la Federación Internacional del Deporte Universitario (FISU). En México tenemos cada año la Universiada Nacional en la que participan más de 300 instituciones, además hay ligas nacionales en diferentes deportes. Las autoridades son el Consejo Nacional del Deporte Estudiantil (CONDDE) y la Comisión Nacional del Deporte de Instituciones Privadas (CONADEIP).
En la edición más reciente de la Universiada Mundial Taipei 2017, con una delegación de 211 deportistas, México obtuvo 6 medallas de oro, 5 de plata y 11 de bronce. Ha sido su mejor resultado en la historia de este evento.
La mejor expresión del deporte universitario en México es sin lugar a dudas el futbol americano. La Liga Mayor, tanto de la ONEFA como del CONADEIP, cuenta con una importante asistencia de público y tiene cobertura de televisión a través de los canales no comerciales. Después de Estados Unidos, México es, junto con Canadá, la segunda potencia mundial de futbol americano y todo el mérito radica en el sector estudiantil.
El problema por el que los deportistas estudiantiles carecen de continuidad en el deporte profesional radica en la propia estructura del deporte mexicano. El profesionalismo se ciñe casi exclusivamente al futbol y en este deporte los equipos prefieren mirar hacia sus fuerzas básicas y no a las universidades, porque consideran que un joven universitario ya rebasó la edad para debutar en las divisiones profesionales.
Pero no todo está perdido para los jóvenes que quieren aprovechar su talento deportivo y además hacer una carrera profesional que les brinde seguridad laboral en el futuro. Cada vez más clubes se interesan por establecer convenios con escuelas de nivel básico y superior para que les diseñen e impartan programas académicos especiales a sus fuerzas básicas y, además, existe la opción de la educación a distancia, mediante la cual los deportistas de alto rendimiento pueden cursar una licenciatura.
El deporte es complementario a la educación, su práctica ordenada dará a México mejores estudiantes, mejores profesionistas y mejores ciudadanos.
FUENTE: http://blog.uag.mx/Noticia/Universidad-y-deportes-080817/2018